¿Emprendes o eres un trabajador independiente?

trabajador independienteTrabajador independiente

Al comenzar mis talleres de empleabilidad, me gusta preguntar por los objetivos profesionales de los asistentes y siempre me sorprenden algunas de las respuestas.

Hace cinco años, en plena crisis, casi la mitad de los asistentes me seguían contestando que querían ser funcionarios, a pesar de la que estaba cayendo y de que ni siquiera se estaban convocando oposiciones… En el fondo, me estaban hablando de seguridad, que era lo que más escaseaba.

En 2014, sin embargo, ya casi nadie responde así. La sorpresa ha sido ahora que más de la mitad de los asistentes querían emprender y que parecía formar parte de una moda. Algo que antes no era nada habitual hace unos años en un país como el nuestro, pero que se ha empezado a considerar como una buena opción.

No obstante, más que emprendedores me gusta llamarlos trabajadores independientes, porque no todos se rigen por un paradigma meramente emprendedor. En muchos casos, se trata de opciones de autoempleo o de nuevo modelos de trabajo (y por eso tampoco me gusta decir autónomos).

Paradigmas laborales

La actitud ante el trabajo, puede regirse por dos paradigmas muy diferenciados:

  • Paradigma de seguridad: empleados que siguen una carrera corporativa, funcionarios y muchos autoempleados, aunque trabajen para sí mismos. Trabajan por su empleo (por el dinero), soportan los impuestos más altos y tienen ingresos activos, muy vinculados a su dedicación personal y esfuerzo.
  • Paradigma de libertad: son dueños de su propio negocio, que optimizan recursos y personas para hacerlos rentables, o inversionistas con el mismo objetivo, aunque el negocio sea de otros, para rentabilizar su dinero. Trabajan para generar riqueza, tienen menos impuestos e ingresos pasivos (que no requieren de su trabajo directo).

Nuevas fórmulas de trabajo independiente

El siglo XXI ha traido un cambio en el contexto socioeconómico y laboral, que no por esperado fue menos dramático. Empiezaron a surgir nuevas relaciones laborales y nuevos modelos de trabajo independiente.

Se demanda especialización, flexibilidad, temporalidad e independencia, así como capacidad de gestionar de la incertidumbre y el cambio, dos elementos omnipresentes en cualquier ámbito en el que desarrollemos nuestra actividad. En dichas circunstancias, parece haberse incrementado el paradigma de libertad, cuando en realidad, en muchos de los casos, lo que se ha disparado es la creatividad y las búsqueda de nuevos modelos de trabajo independiente, por pura subsistencia:

  • Autoempleado (freelance): crea un negocio propio que genera ingresos, basándose en los propios recursos económicos e intelectuales. No obstante, el paradigma suele ser de seguridad.
  • Multiprofesional (slasher): tiene varios empleos simultáneos, con empresas diversas e incluso en ocupaciones diferentes, aunque bajo una fórmula de transparencia que le permite compaginar su tiempo entre ellas. El paradigma puede ser mixto, dependiendo de la especializacion, pero suele tender a seguridad.
  • Consultores independientes: es un especialista que actúa de forma independiente y ofrece sus servicios a distintos clientes, que además pueden pertenecer a ámbitos muy diversos: privado, público e independiente. El paradigma puede ser mixto, dependiendo de la experiencia, pero suele tender a libertad.
  • Supertemporales (supertemp): Directivos y profesionales muy cualificados que ofrecen su experiencia a varias empresas, trabajando por proyectos y con una retribución incluso mayor que la que tenían como ejecutivos de alto nivel para una única compañía. En este caso, el paradigma suele ser de libertad.

Ninguno de los modelos independientes detallados garantiza un determinado paradigma. Será tu modelo de negocio:  empleadores, proyectos y clientes con los que te vincules, el que determine tu paradigma y te permita mantenerte fiel a seguridad, libertad o a una mezcla de ambos.

¿Ya has identificado tu modelo independiente? ¿Es seguro o libre? Si no cumple con tu paradigma, quizas es momento de replanteártelo. ¡Atrévete a cambiar!

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