Oct
10
Actitud emprendedora (incluye video)
Cada vez más personas eligen emprender como una vía para profesionalizar su talento, una alternativa a considerar en estos tiempos, sobre todo cuando se cuenta cierto recorrido profesional y una cierta actitud ante la vida.
Un emprendedor tiene una idea y siente el impulso de llevarla a cabo, a pesar de los obstáculos que se encuentra y de la oposición directa o indirecta que ejercen muchas de las personas y factores que le rodean. Llegar a implementar esa idea dependerá de diversos factores, cómo la forma en que se relaciona con su zona de confort o como sea la percepción de fracaso de la persona, ya que está demostrado estadísticamente que la probabilidad de éxito es más alta cuando se cuenta con algún fracaso previo.
La zona de confort es el conjunto de ambientes y comportamientos con los que nos sentimos seguros y sin riesgo, y que sin embargo, representan una barrera mental –no real- entre nosotros y lo que deseamos. Es el lugar donde la mayoría de los emprendimientos fracasan, porque dejamos de ser productivos para limitarnos a habitar ese lugar pequeño donde nos resguardamos del mundo. Es donde dejamos de aprovechar las oportunidades de crear y crecer que la vida diariamente nos brinda. Un sitio que ejerce influencia sobre nosotros por su seguridad aparente, y por el que seríamos capaces de pagar un precio demasiado alto, sacrificando los sueños y la vida misma.
Una vez fuera de la zona de confort y superado el miedo al fracaso, el primer ingrediente necesario para emprender es la visión de negocio, que empezará con la detección de nuevas oportunidades pero que no puede mantenerse sólo en el campo de las buenas ideas, sino que hay que acompañarlo de talento y estudio, para ser capaces de ofrecer propuestas de valor diferencial a las necesidades detectadas en los clientes.
El segundo ingrediente es el asociativo, porque un buen líder nunca está solo y debe saber elegir a los compañeros de viaje adecuados, crear un equipo de valor y tejer una buena red de colaboración externa, con los que se establezca un buen modelo de comunicación e integridad. Además, se requiere foco y plena dedicación, para sobrellevar los períodos de esfuerzo que indiscutiblemente llegarán y requerirán paciencia, perseverancia y cierto sacrificio, y para mantener la firmeza de espíritu y continuar con la visión atenta hacia el propósito compartido.
Los grandes éxitos empresariales suelen basarse en ideas muy simples de puro sentido común, que se visualizan con claridad y se persiguen con pasión y tenacidad, simplemente porque se cree en ellas. No en vano, la historia sigue el curso de los propósitos y deseos, ya que como decía John Lennon: «La vida es lo que nos pasa mientras hacemos otros planes.»