La memoria del corazón, un homenaje a la amistad auténtica

con Núria

A mi amiga Núria Deumal Vila

17/12/2010: Te marchaste hace ya unos meses, el pasado 20 de abril, poco antes de tu 52 cumpleaños y a sólo tres días de Sant Jordi, una fecha que siempre me ha encantado y que ésa vez fue la más triste de todas. Te fuiste de puntillas porque no te gustaba molestar, ni hacer sufrir a los demás, y pude reconocer que había llegado el momento el día de aquella última llamada…

Supe que por fin lo habías aceptado, porque la paz y la serenidad que trasmitías era la que tanto te había deseado. Te costó desapegarte y aceptar el proceso, porque amabas la vida mucho más de lo que yo era capaz de hacerlo, la amabas incluso más que a ti misma. Por eso, me lo explicaste lentamente, con el sentimiento y la intensidad necesaria, regalándome cada palabra repleta de significado.

Era un adiós, pero nosotras nunca supimos de eso. Nos costaba decirlo, así que te volví a llamar a los dos días para jugar al juego de la eterna despedida, para hablar de nada… Y tú descolgaste con la alegría y la risa contagiosa de siempre, como un día cualquiera. Con esa magia con la que siempre conseguiste iluminar e inspirar los mejores y los peores momentos de mi vida, un legado que ahora me acompaña siempre. Gracias por estar, pero sobre todo por ser, por compartir conmigo tu vitalidad y amor por la vida , ¡ha valido la pena!

Núria Deumal30/1/2011: Se ha cerrado la década y parece que se amortiguan los bandazos con los que lo ha hecho. Por fin puedo escribir sobre lo que NOS ha pasado. Si, NOS… Porque esa fue tu frase cuando te diagnosticaron por primera vez: «¿Cómo nos puede pasar esto a NOSOTRAS?«

NOSOTRAS, que habíamos reído y llorado juntas con idéntica intensidad. NOSOTRAS que nos metíamos en líos y siempre salíamos, que nos enamorábamos y desenamorábamos. NOSOTRAS, que nos creíamos invencibles y que sólo queríamos disfrutar de la vida.

Supongo que nadie está preparado para estos golpes hasta que suceden y desde luego, NOSOTRAS no lo estábamos ../..» (pag. 198, )


Hoy te vuelvo escribir, diez meses después, porque has aparecido entre mis libros. Llevo menos de un mes en mi nueva casa en Barcelona y todavía estoy ordenando fotos, libros y música. Me he estado acordando mucho de ti, porque conocías muy bien las calles de este nuevo barrio al que me he mudado y sé que las habrías disfrutado.

Cuando ordenaba mis libros, comprobé extrañada que conservaba el libro de «El Loco» de Khalil Gibran entre otros muchos tesoros, y hoy, al sacarlo de la librería para refrescar mi memoria e inspirar el post que quería escribir, de repente apareciste con toda tu fuerza. Por lo visto, este ejemplar me lo regalaste tú, uno igual al que yo tenía en Tenerife, en la casa de mi infancia, dónde debe seguir. Al abrirlo, me impactó la bella dedicatoria de tu puño y letra, tras la que anotaste un verso de «El mundo perfecto» (el último capítulo del libro).

Ha sido una revelación inesperada que parece calculada para este momento, como venida del más allá para hacerme la visita que tanto necesitaba y para aconsejarme: «Fantasear con una idea, contemplar con consideración, ser feliz sin estridencia, sufrir con nobleza, y luego, vaciar la copa para que pueda volver a llenarse mañana.» Cómo es la vida… ¡Sigues estando en ella!


23/4/2015: desde que te fuiste, cómo para compensar tu pérdida, la fecha de Sant Jordi se ha vuelto cada vez más especial. Ha cobrado un nuevo significado y siempre la vivo con ánimo de celebración, como aprendí de ti.

Es un día de afecto, de alegría y de amistad. El día del libro, de mi libro, en el que tú y tu ilusión tenéis su lugar. El momento ideal para convocarte en positivo y celebrar la vida, como te hubiera gustado. Ése es el día de mi homenaje, el que pareces haber elegido para desplegar tu presencia, ésa que siempre me acompaña allá dónde esté.

¡Gracias Núria!

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6 Respuestas de "La memoria del corazón, un homenaje a la amistad auténtica"

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