¿El FOCO? Clave para una vida plena

El FOCO tiene más importancia de la que le hemos concedido. Hemos trabajado muchos años sometidos a la dictadura del multitasking (multitarea), como si fuera la panacea. Ahora, hiperconectados con la ayuda de la tecnología, nos hemos dado cuenta de que esta forma de funcionar nos aporta dispersión y hace que, en muchas ocasiones, asignemos mal nuestras prioridades, alejándonos de nuestro propósito… Por eso, mi artículo de este mes de septiembre de la Revista Más Mujer está dedicado a la importancia de un enfoque selectivo para conseguir una vida plena.

FOCO

El FOCO es clave para una vida plena

La atención influye en nuestra forma de ir por la vida y, según Daniel Goleman (en cuyo libro Focus se inspira este artículo), para conseguir una vida plena, es importante aplicarla en tres ámbitos diferentes: el mundo externo, el mundo interno y el mundo de los demás.

El foco interno es el timón que guía nuestras elecciones, siempre conectado con nuestra esencia, valores e intuición. El foco externo es la brújula que necesitamos para no perdernos y navegar en el mundo que nos rodea. Por último, el foco en los demás es el que nos facilita los compañeros de viaje que nos permiten mejorar nuestras relaciones, aprendizajes y experiencias.

Cuando realizamos una actividad, sea o no laboral, lo óptimo es hacerlo en un estado de armonía a nivel cerebral porque se acentúa la interconexión entre las diferentes regiones de nuestro cerebro. Es decir, se activan los circuitos neuronales necesarios para la actividad y se silencian los que son irrelevantes para la misma. Esta genialidad de nuestra fisiología facilita la atención selectiva y nuestra conexión con las exigencias del momento, desplegando al máximo nuestra creatividad y conduciéndonos hacia la excelencia.

¿En qué nos afecta el foco?

Cuanto más intensa es nuestra atención selectiva, más podremos sumirnos en lo que estemos haciendo y más nos aproximamos al estado de flujo (sobre el que ya escribí en este espacio en otra ocasión). Esto tiene que ver con la conexión plena con lo que hacemos en ese momento y requiere, en primer lugar, disfrutar de ello (conexión interna). Si no somos capaces de conseguirlo en nuestro entorno laboral, cambiar de trabajo puede ser una opción, pero no es la única. Otra opción es involucrarnos en tareas cuya exigencia se aproxime al límite superior de nuestras habilidades, si excederlo, y, desde luego, cambiemos o no, es importante hacer algo que nos apasione, porque la motivación impulsa el estado de flujo.

En un mismo ambiente de trabajo, los profesionales se pueden encontrar en estados cerebrales muy diferentes: plenamente motivados, fantaseando y perdiendo el tiempo, en un estado de bloqueo, en situación de agotamiento, etc. Acercar a los profesionales desmotivados al estado de flujo no es fácil y requerirá incidir en la motivación y el entusiasmo, centrarse en un objetivo compartido que renueve el compromiso y añadirle una pizca de desafío.

La conciencia de una vida plena tiene que ver con esa forma de vivir cada momento, y se consigue a través de la motivación por todo lo que hacemos y de la capacidad de enfocarnos en el momento presente. Tiene que ver con la forma en que organizamos nuestro tiempo y con nuestras elecciones en el día a día, en las que es tan importante decidir qué hacer, como decidir qué no hacer, en coherencia con nuestro triple foco.

Enfócate en el momento y disfruta de cada instante, ¡enriquecerás tu vida!

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