El camino y el presente

El camino es la mejor guía para aprender fluir con el momento presente. Por eso, mi artículo de este mes de marzo de la Revista Más Mujer, está dedicado a él, porque es el maestro que nos conecta con la realidad y con nuestro propósito. 

el camino

La importancia del camino

Me dedico a acompañar a las personas en el camino hacia lo que les gusta, sepan o no sepan adónde les dirige o se dirigen. Me apasiona este trabajo, aunque sé que la verdadera magia la produce el camino y no yo, que soy una mera catalizadora de un proceso que, afortunadamente, siempre es único y personal.

Todos los procesos de cambio guardan grandes analogías y atraviesan las mismas etapas, pero cada uno de ellos se diferencia en la mochila, en las circunstancias y en la forma de experimentar las vivencias desde la perspectiva única de cada cual, afectada por antecedentes, percepciones, emociones y sensaciones. Por eso, para mí es todo un regalo relacionarme con personas en busca de respuestas, porque la aventura está garantizada.

Algunas personas muestran más interés por la salida que por la aventura en sí. Necesitan que se la confirme con impaciencia. En realidad, esperan que alguien les ahorre un esfuerzo que perciben como sufrimiento, necesitan que alguien les revele la solución que en realidad llevan dentro, en mismo lugar que se despertó su búsqueda. Lo importante no es acabar, salir o llegar, sino dar ese primer paso y empezar a caminar de verdad con ritmo. El propio, pero al fin y al cabo ritmo, sólo ocupados de dar un paso tras otro.

Empezar el camino es comprometerse…

y observar lo que sucede con nosotros, con los que nos rodean y con los avatares del recorrido. Es poder corregir, si se tercia. Percibir lo que nos aporta y como nos afecta la travesía. Aprender de lo que nos muestra el recorrido, incluso cuando es doloroso. Nadie puede darte las respuestas, ni ahorrarte el viaje. Cuando tomamos conciencia de eso, es cuando todo empieza a suceder.

Hay caminos intrigantes, atrayentes y enigmáticos, que apetece recorrer, aunque nos inspiren respeto o incluso miedo. Sin embargo, también los hay inciertos, dolorosos o incluso penosos y no elegidos, que nos producen pereza o aversión. Si podemos elegir, elijamos, pero si no podemos, avancemos simplemente.

Me recuerdo a mí misma diciéndo en una ocasión: no quiero que esto pase, no quiero volver a vivirlo… Y mientras lo decía, sabía que “esto” ya era una realidad y que no había otra posibilidad que avanzar, aunque no me resultara fácil. Toda una bendición, porque no resultó tan duro como esperaba y me di cuenta de que las experiencias anteriores me habían servido para algo. Esa es la realidad del cambio, cuando se trata de una búsqueda o evolución, que siempre es para mejor, y cuando constatas esa realidad, ya no deseas parar.

Caminar nos enseña a desarrollar el coraje necesario, a compensar el miedo o la pereza, a renovar nuestro compromiso personal con la vida en cada etapa. Por eso, ocúpate sólo de eso y ¡déjate acompañar! Porque acelerarás tu propio proceso de cambio, ése que sólo a ti te pertenece.

“Sea lo que sea que puedas o sueñes que puedes hacer, ¡comiénzalo ya! Porque el atrevimiento posee genio, poder y magia.” Goethe

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2 Respuestas de "El camino y el presente"

  • Gunther dice:
  • María-José dice:
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