Jul
2
Se podría pensar que en los tiempos que vivimos la respuesta afirmativa no es muy atractiva, sin embargo, Spencer Johnson (en su libro El Presente) nos aclara que significa concentrarse en lo mejor de este instante, pasando por alto lo que no está tan bien, ya que la tendencia natural cuando atravesamos una situación negativa es concentrarnos en ella y eso nos desalienta, restándonos confianza y energía.
Se trata por lo tanto, de desarrollar la capacidad para apreciar la parte buena de cada momento, porque eso nos hará ser más felices, prestando atención únicamente a lo que nos importa ahora. Porque eres tú el que crea tu realidad y por lo tanto, tu propio presente, aquí y ahora.
El autor hace otras dos puntualizaciones clave, una sobre el pasado y otra sobre el futuro, esos dos momentos “mentales” que erróneamente, tanto nos atraen a veces:
1) El pasado: “Tan pronto como aprendemos del pasado y lo dejamos atrás, el presente mejora”. Pero atención, no se trata de evitar mirarlo para que no nos perturbe, sino de aprender de nuestros errores, analizar por qué y capitalizar las conclusiones para nuestros éxitos. Cuando no utilizas tus sentimientos sobre el pasado para aprender de tus experiencias, pierdes la alegría de El Presente.
Durante el año sabático que me tomé en 2002, estando a dieciséis mil kilómetros de distancia, me di cuenta de que a veces afloraban cuestiones del pasado sin resolver, de forma absurda y anacrónica, en ocasiones en mis sueños… Formaban parte de mi mochila y sin embargo, no parecían tener ningún sentido allí. Aunque quizá si tenían una razón de ser: que elaborara mis sentimientos y pudiera pasar página por fin, que los dejara por fin atrás para poder fluir de forma auténtica con el presente, que en aquél momento era de auténtico privilegio.
2) El futuro: cuando se está preparado para el futuro se puede disfrutar con mayor tranquilidad del presente, porque nos liberamos de la preocupación constante de que hacer cada día por él, al tener un plan de presente que nos llevará al futuro deseado, aceptando que no se puede predecir o controlar.
Si te sientes desdichado o abatido en el presente, es señal de que toca aprender del pasado o planear el futuro, y centrarte en lo más satisfactorio que te puede proporcionar ese presente. Lo importante es hacer algo hoy, aunque parezca pequeño, para promover ese futuro maravilloso que deseamos.
Cuando logras equilibrar tu trabajo y tu vida sobre el trípode presente-pasado-futuro, todo resulta más claro y serás capaz de manejar mejor cualquier situación, aunque eso no es suficiente. Para que ese trípode tenga sentido es necesario vivir y trabajar con un propósito y responder a lo que realmente tiene importancia para ti de ese presente-pasado-futuro.
Cuando se vive y trabaja con un propósito, tus actos están en función de él y por lo tanto, dirigidos hacia lo que importa aquí y ahora. Entonces estás más preparado para dirigir, administrar, apoyar, hacer amigos y amar. Y es entonces cuando tienen sentido las expresiones: fluir con el presente, estar en conexión con el o ser coherente con cada momento que vivimos.
El éxito consiste en convertirse en aquello que deseas y de lo que eres capaz, y cada cuál define lo que significa para él. Y recuerda, ¡siempre puedes reinterpretar el pasado! En ese sentido, me encanta una frase de Richard Bach que aparece en su libro «Ilusiones» y que me encanta, porque te anima a reinterpretar incluso el pasado:
«Siempre gozarás de libertad para cambiar de idea y elegir otro futuro, u otro pasado.»