Oct
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La fluidez, el esfuerzo y los planes B (FLUIR, ©7)
Charly García contestó cuando le preguntaron en una entrevista cómo había llegado a ser un músico tan reconocido: “nunca tuve un Plan B”. Una respuesta contundente, su opción era la música o nada y, como consecuencia, se produjo el milagro: sucedió esa magia que aparece cuando se siente pasión por algo, cuando ejercemos nuestro talento personal, creemos en lo que hacemos y conectamos con nuestro propósito de vida. La causante de la sensación de fluidez que experimentamos cuando recorremos el camino propio.
No se trata aquí de demonizar el esfuerzo o los objetivos, sino de destacar la importancia de proporcionarles significado. El valor de darles un sentido más allá de lo racional que conecte con nuestro corazón, reinterpretando los conceptos de esfuerzo y fluidez para la ocasión, como perseverancia y propósito. Una perseverancia flexible, que introducirá variantes en el mapa de ruta en caso necesario, y un propósito estable, vinculado a nuestra esencia y a todas las facetas de nuestra vida, en el que iremos profundizando a medida que avanzamos, en un camino no exento de esfuerzo.
Fluidez para transitar en el presente sin exceso de equipaje, para creer que se puede hallar algo diferente y así crearlo, con actitud de apertura y ánimo positivo. Fluidez para estar predispuestos a elegir y tomar decisiones en el momento preciso, confiando en nuestra capacidad de respuesta, sin necesidad de anticipar Planes B sobre situaciones que quizá nunca ocurrirán, lo que sólo puede ocasionarnos malestar y desconexión con el momento que vivimos y con nosotros mismos. Decía Mark Twain: “Soy un viejo y he conocido innumerables desdichas, pero la mayoría de ellas nunca sucedieron”.
Sin embargo, en algunas ocasiones, ante determinadas circunstancias de la vida, se hace necesario un Plan B. Pero ojo, a las circunstancias y no a nuestros sueños, talento o pasión. Por eso, si ese es el caso, no os perdáis: ¿huida hacia adelante o Plan B?